Hay dos grandes grupos de sinusitis provocadas por hongos:
Sinusitis invasivas
Sinusitis no invasivas
Esta clasificación está en relación a la agresividad del hongo y su capacidad de invadir los tejidos y se relaciona directamente con el estado inmunológico del paciente, por eso las formas invasivas se ven casi exclusivamente en pacientes inmunodeprimidos severos (pacientes oncológicos en quimioterapia, trasplantados, diabéticos descompensados etc.)
En estos casos se trata de un paciente completamente normal en su inmunidad pero con alguna patología rinosinusal local que hace que el hongo encuentre un clima y condiciones óptimas para su desarrollo en alguno de los senos, provocando una infección local, en general poco sintomática, que no difiere en mucho de otros tipos de sinusitis crónica, en las imágenes de tomografía es característico observar imágenes con densidad cálcica debido a la alta densidad de minerales locales producto del metabolismo del hongo. Los senos más comúnmente afectados son el maxilar y el esfenoidal.
El tratamiento es exclusivamente quirúrgico, el abordaje endoscópico mínimamente invasivo es ideal en estos casos. La apertura, ventilación, y lavaje del seno son curativos, no requiere tratamiento posterior con antimicóticos.
La fisiología de esta enfermedad es completamente distinta a la anterior, en este caso se trata de pacientes alérgicos que al ponerse en contacto con un hongo ambiental común que en otras personas no provoca ningún tipo de reacción tienen una respuesta desmedida localmente y provocan la enfermedad rinosinusal.
La desmedida respuesta del paciente al hongo a nivel de las fosas nasales y los senos paranasales da lugar a una gran inflamación local, desencadenando la formación de pólipos, sinusitis bacterianas agregadas y la presencia de un moco muy característico parecido a un pegamento. La reacción inflamatoria local es muy agresiva y en ocasiones puede destruir el hueso y provocar daño a nivel de la órbita.
Se trata de una patología con gran posibilidad de recurrencia local.
Es fundamental en estos casos de la integración del tratamiento farmacológico y quirúrgico, ninguno de ellos por separado tienen un efecto duradero.
El tratamiento farmacológico está orientado a disminuir la respuesta alérgica del paciente para lo que se utilizan corticoides de uso local y sistémico, antialérgicos, lavados nasales para remover los antígenos locales y otros fármacos de apoyo que el especialista evaluara en cada caso.
El tratamiento quirúrgico está orientado a resecar los pólipos, ventilar los senos, remover el moco y dejar una cavidad amplia para el posterior uso de drogas locales.
En la actualidad se realiza la cirugía mínimamente invasiva endoscópica a travez de la nariz.